Fundar 38 Resultados para: impureza

  • Éstas son las instrucciones acerca del que padece derrame o contrae impureza por pérdida de semen, (Levítico 15, 32)

  • El que toma por esposa a la mujer de su hermano comete una impureza; ha deshonrado a su hermano; no tendrán hijos". (Levítico 20, 21)

  • El Señor habló a Moisés: "Di a los sacerdotes, hijos de Aarón: Ningún sacerdote contraiga impureza por el cadáver de un pariente, (Levítico 21, 1)

  • Diles: Cualquier descendiente que se acerque en estado de impureza a las ofrendas santas consagradas al Señor por los israelitas, será extirpado de mi presencia: yo, el Señor. (Levítico 22, 3)

  • el que haya tocado animal u hombre impuros contrayendo su misma impureza, (Levítico 22, 5)

  • No comerá carne de bestia muerta o despedazada por una fiera, pues contraería impureza: yo, el Señor. (Levítico 22, 8)

  • Pero había algunos que, encontrándose en estado de impureza por contactos con cadáveres, no pudieron celebrar la pascua ese día. Éstos se presentaron ese mismo día a Moisés y Aarón (Números 9, 6)

  • El que ha tocado el cadáver de una persona y no se purifica, contaminará la morada del Señor. Este hombre será extirpado de Israel, pues las aguas de purificación no han corrido sobre él; es impuro, su impureza reside en él. (Números 19, 13)

  • En tales casos de impureza tomarán de la ceniza de la novilla quemada en sacrificio por el pecado, echarán sobre ella un vaso de agua corriente; (Números 19, 17)

  • Nada de ello he comido estando de luto, nada he consumido en estado de impureza, ni lo he ofrecido a un muerto. He obedecido al Señor, mi Dios, y he cumplido todo lo que me has ordenado. (Deuteronomio 26, 14)

  • Entonces David mandó que se la trajeran. Ella vino a su casa, y él se acostó con ella; ella acababa de purificarse de su impureza menstrual. Después se volvió a su casa. (II Samuel 11, 4)

  • les dijo: "Levitas, escuchadme. Purificaos y purificad el templo del Señor, Dios de nuestros padres, eliminando la impureza de él. (II Crónicas 29, 5)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina