Fundar 329 Resultados para: mandó

  • La mujer quedó encinta y mandó decir a David: "Estoy encinta". (II Samuel 11, 5)

  • A la mañana siguiente David escribió una carta a Joab y se la mandó por Urías. (II Samuel 11, 14)

  • Joab mandó informar a David sobre todos los detalles del combate. (II Samuel 11, 18)

  • Una vez terminado el luto, David mandó a buscarla, la llevó a su casa y la tomó por mujer. Ella dio a luz un hijo. Pero esto que hizo David desagradó al Señor. (II Samuel 11, 27)

  • y mandó por medio del profeta Natán que le pusieran de sobrenombre Yedidías, en atención del Señor. (II Samuel 12, 25)

  • David mandó a decir a Tamar: "Vete, por favor, a casa de tu hermano Amnón y prepárale algo de comer". (II Samuel 13, 7)

  • Entonces Joab mandó a buscar a Técoa una mujer hábil y le dijo: "Finge que estás de luto y ponte vestidos de luto; no te perfumes, de modo que parezcas una mujer que, desde hace tiempo, lleva luto por un muerto. (II Samuel 14, 2)

  • Absalón mandó recado a Joab para que fuera a ver al rey de parte suya, pero Joab no quiso ir. Le mandó por segunda vez, y tampoco quiso ir. (II Samuel 14, 29)

  • Absalón mandó mensajeros a todas las tribus de Israel, para decirles: "Cuando oigáis el sonido de la trompeta, gritaréis: Absalón reina en Hebrón". (II Samuel 15, 10)

  • Absalón mandó a buscar a su propia ciudad de Guiló a Ajitófel, guilonita, consejero de David, que estuvo con él mientras ofrecía el sacrificio. La conjuración se hizo fuerte y los partidarios de Absalón iban aumentando. (II Samuel 15, 12)

  • Dividió el ejército en tres cuerpos. Dio el mando de un tercio a Joab; de otro tercio, a Abisay, hijo de Sarvia, hermano de Joab, y de otro a Itay de Gat. Después dijo al ejército: "Yo iré también con vosotros a la guerra". (II Samuel 18, 2)

  • Entonces Joab mandó tocar la trompeta, y el ejército cesó de perseguir a Israel, porque Joab lo detuvo. (II Samuel 18, 16)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina