Fundar 169 Resultados para: morir

  • Abisay, hijo de Sarvia, dijo: "¿Es que no va a morir Semeí, que maldijo al ungido del Señor?". (II Samuel 19, 22)

  • Y David respondió: "¿Qué os importa a vosotros, hijos de Sarvia, para que os convirtáis hoy en mis adversarios? ¿Es que va a morir hoy alguno en Israel? ¿Quizá no me doy cuenta de que hoy me constituyo en el rey de Israel?". (II Samuel 19, 23)

  • Déjame volver a mi ciudad para morir allí, junto al sepulcro de mis padres. Mi hijo Quimán, tu siervo, que continúe con mi señor, el rey, y haz con él lo que bien te parezca". (II Samuel 19, 38)

  • "Yo me voy a morir; ten ánimo y pórtate como un hombre. (I Reyes 2, 2)

  • Benayas entró en el santuario del Señor y le dijo: "El rey ordena que salgas". Él replicó: "No, quiero morir aquí". Entonces Benayas comunicó al rey lo que Joab había respondido. (I Reyes 2, 30)

  • Ella entonces replicó: "¡Vive el Señor, tu Dios!, que no tengo una sola torta; sólo tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la orza. Estaba recogiendo esta leña para prepararlo para mí y mi hijo, comérnoslo y luego morir". (I Reyes 17, 12)

  • Y clamó al Señor: "Señor, Dios mío, ¿también afliges a esta viuda que me hospeda, haciendo morir a su hijo?". (I Reyes 17, 20)

  • Pero, al morir Ajab, el rey de Moab se rebeló contra el rey de Israel. (II Reyes 3, 5)

  • Voy a infundirle un espíritu tal que, al oír cierta noticia, se volverá a su tierra, y allí le haré morir a espada". (II Reyes 19, 7)

  • Por aquel tiempo, Ezequías cayó gravemente enfermo; Isaías, hijo de Amós, el profeta, se presentó a él y le dijo: "Esto dice el Señor: Arregla los asuntos de tu casa, porque vas a morir; no curarás". (II Reyes 20, 1)

  • Por eso, te concederé morir y ser enterrado en paz, y tus ojos no verán toda la desventura que yo voy a acarrear sobre este lugar". Los mensajeros llevaron la respuesta al rey. (II Reyes 22, 20)

  • Hijos de Judá: Er, Onán y Selá; los tres le nacieron de la hija de Súa, la cananea. Er, primogénito de Judá, era malo a los ojos del Señor, que lo hizo morir. (I Crónicas 2, 3)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina