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No te alegres del castigo de tu hermano el día de su desastre; no te alegres de la desgracia de los judíos el día de su perdición; no te burles de ellos el día de su angustia; (Abdías 1, 12)
"Entrad por la puerta estrecha. Que es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella. (Mateo 7, 13)
sin dejaros intimidar en lo más mínimo ante vuestros adversarios; lo que para ellos es señal de perdición, lo es en cambio para vosotros de salvación, y esto por obra de Dios. (Filipenses 1, 28)
su fin será la perdición, su dios es su vientre, su gloria lo que los deshonra y tienen puesto su corazón en las cosas de la tierra. (Filipenses 3, 19)
Andarán diciendo: "Todo es paz y seguridad"; y entonces, de improviso, les sorprenderá la perdición, como los dolores del parto a la mujer encinta, y no podrán escapar. (I Tesalonicenses 5, 3)
Todos éstos sufrirán el castigo de una perdición eterna lejos de la presencia del Señor y de su gloria esplendorosa, (II Tesalonicenses 1, 9)
Que nadie os engañe en modo alguno, porque antes ha de venir la apostasía y ha de aparecer el hombre de la iniquidad, el destinado a la perdición, el adversario, (II Tesalonicenses 2, 3)
y de todas las seducciones propias de la maldad para aquellos que están abocados a la perdición por no haber aceptado el amor de la verdad que los habría salvado. (II Tesalonicenses 2, 10)
Pues los que quieren enriquecerse caen en la tentación y en la trampa de deseos insensatos y funestos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. (I Timoteo 6, 9)
Nosotros, sin embargo, no somos de aquellos que se retiran cobardemente para la perdición, sino de aquellos que se salvan por la fe. (Hebreos 10, 39)
Como hubo falsos profetas en el pueblo, también habrá entre vosotros falsos maestros, los cuales enseñarán doctrinas de perdición, negarán al Señor que los redimió y se buscarán una ruina fulminante. (II Pedro 2, 1)
En cambio, la misma palabra de Dios tiene reservados y guardados los cielos y la tierra actuales para el día del juicio y de la perdición de los malhechores. (II Pedro 3, 7)