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• David se presentó a Saúl y se puso a su servicio. Saúl le tomó mucho cariño y le hizo su escudero. (I Samuel 16, 21)

• Saúl vistió a David con su armadura, puso sobre su cabeza un casco de bronce y le cubrió con una coraza. (I Samuel 17, 38)

• Cuando el filisteo se puso en movimiento y avanzó contra David, éste salió corriendo del campamento al encuentro del filisteo; (I Samuel 17, 48)

• David tomó la cabeza del filisteo y la llevó a Jerusalén; las armas las puso en su propia tienda. (I Samuel 17, 54)

• En todas las salidas a las que le enviaba Saúl, David tenía éxito. Por eso Saúl le puso al frente de sus hombres de guerra. Todo el pueblo le quería, incluso los oficiales de Saúl. (I Samuel 18, 5)

• Al día siguiente un espíritu maligno enviado por Dios asaltó a Saúl, que andaba como loco por la casa. David se puso a tocar la cítara, como otros días. Saúl tenía una lanza en su mano (I Samuel 18, 10)

• Saúl intentó clavar a David en la pared con la lanza; pero David esquivó el golpe y la lanza se clavó en la pared. David huyó y se puso a salvo. (I Samuel 19, 10)

• Mical descolgó a David por la ventana. Él salió huyendo y se puso a salvo. (I Samuel 19, 12)

• Tomó los ídolos familiares, los metió en la cama, puso en la cabecera una piel de cabra y los cubrió con un vestido. (I Samuel 19, 13)

• David huyó y se puso a salvo. Fue a ver a Samuel, a Ramá, y le contó todo lo que Saúl había hecho. Después Samuel y David se fueron a vivir a Nayot. (I Samuel 19, 18)

• El rey estaba sentado en su sitio, según su costumbre, junto a la pared; Jonatán se puso enfrente; Abner se sentó al lado de Saúl, y el sitio de David estaba vacío. (I Samuel 20, 25)

• David quedó en el desierto, en los lugares fuertes, en la montaña del desierto de Zif. Saúl le buscaba continuamente, pero Dios no le puso en sus manos. (I Samuel 23, 14)