Fundar 2015 Resultados para: tierra de herencia

  • dando gracias al mismo tiempo a Dios, que os ha hecho capaces de participar en la herencia de su pueblo en la gloria, (Colosenses 1, 12)

  • porque por él mismo fueron creadas todas las cosas, las de los cielos y las de la tierra, lo invisible y lo visible, tanto los tronos como las dominaciones, los principados como las potestades; absolutamente todo fue creado por él y para él; (Colosenses 1, 16)

  • Quiso también por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, tanto las de la tierra como las del cielo, pacificándolas por la sangre de su cruz. (Colosenses 1, 20)

  • pensad en las cosas de arriba, no en las de la tierra. (Colosenses 3, 2)

  • sabiendo que en pago recibiréis la herencia. Vosotros servís a Cristo, el Señor. (Colosenses 3, 24)

  • llegando a ser superior a los ángeles en la medida en que los aventaja el nombre que ha recibido en herencia. (Hebreos 1, 4)

  • Más todavía: Señor, tú pusiste al principio los cimientos de la tierra, y los cielos son obra de tus manos. (Hebreos 1, 10)

  • En efecto, la tierra que absorbe el agua caída repetidas veces sobre ella y que produce frutos abundantes para aquellos que la cultivan, recibe la bendición de Dios; (Hebreos 6, 7)

  • pero la que produce espinas y abrojos es tierra baldía, será tierra maldita que terminará siendo pasto de las llamas. (Hebreos 6, 8)

  • Por tanto, si estuviese sobre la tierra no sería sacerdote en modo alguno, porque ya hay encargados de ofrecer los dones según la ley. (Hebreos 8, 4)

  • Por eso es el mediador de una nueva alianza, a fin de que, consiguiendo con su muerte el perdón de los delitos cometidos en el tiempo de la primera alianza, aquellos que son llamados reciban la herencia eterna prometida. (Hebreos 9, 15)

  • Por la fe vino a habitar en la tierra prometida como en un país extranjero, viviendo en tiendas de campaña, con Isaac y Jacob, herederos con él de la misma promesa. (Hebreos 11, 9)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina