Fundar 4270 Resultados para: voluntad de Dios

  • Abrán respondió: "Señor Dios, ¿qué me vas a dar? Yo estoy ya para morir sin hijos, y el heredero de mi casa será ese Eliezer de Damasco. (Génesis 15, 2)

  • Abrán le preguntó: "Señor Dios, ¿cómo sabré yo que la poseeré?". (Génesis 15, 8)

  • Abrán tenía noventa y nueve años cuando se le apareció el Señor y le dijo: "Yo soy Dios todopoderoso; procede según mi voluntad y sé perfecto. (Génesis 17, 1)

  • Abrán se postró rostro en tierra, y Dios continuó diciendo: (Génesis 17, 3)

  • Yo establezco mi pacto contigo y con tu descendencia después de ti de generación en generación. Un pacto perpetuo. Yo seré tu Dios y el de tu descendencia después de ti. (Génesis 17, 7)

  • Yo te daré a ti y a tu descendencia después de ti en posesión perpetua la tierra en la que habitas ahora como extranjero, toda la tierra de Canaán. Yo seré vuestro Dios". (Génesis 17, 8)

  • Dios dijo a Abrahán: "Guardaréis mi pacto tú y tu descendencia después de ti. (Génesis 17, 9)

  • Dijo Dios a Abrahán: "Saray, tu mujer, no se llamará más Saray; su nombre será Sara. (Génesis 17, 15)

  • Abrahán dijo a Dios: "¡Me conformo con que conserves vivo a Ismael!". (Génesis 17, 18)

  • Y Dios le dijo: "Ciertamente Sara, tu mujer, te dará un hijo, y tú le llamarás Isaac. Yo estableceré con él mi pacto, como un pacto perpetuo para su descendencia después de él. (Génesis 17, 19)

  • Cuando Dios terminó de hablar con Abrahán, se marchó. (Génesis 17, 22)

  • Abrahán tomó a Ismael, su hijo; a todos los esclavos nacidos en su casa, a los comprados con su dinero; a todos los varones que había en su casa, y aquel mismo día circuncidó la carne de su prepucio, como Dios le había ordenado. (Génesis 17, 23)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina