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  • Sadoc y Abiatar volvieron con el arca de Dios a Jerusalén y se quedaron allí. (II Samuel 15, 29)

  • Llegaron los servidores de Absalón, entraron en la casa de la mujer y le preguntaron: "¿Dónde están Ajimás y Jonatán?". La mujer les contestó: "Pasaron en dirección al río". Los buscaron y, al no encontrarlos, se volvieron a Jerusalén. (II Samuel 17, 20)

  • Después fueron a Galaad y al país de los hititas, a Cades; pasaron a Dan, y desde Dan se volvieron hacia Sidón. (II Samuel 24, 6)

  • Recorrieron toda la tierra y, al cabo de nueve meses y veinte días, volvieron a Jerusalén. (II Samuel 24, 8)

  • Al octavo día despidió Salomón al pueblo, y ellos bendijeron al rey y se volvieron a sus casas alegres y contentos por todos los beneficios que el Señor había hecho a David, su siervo, y a su pueblo Israel. (I Reyes 8, 66)

  • Esto dice el Señor: No vayáis a luchar con vuestros hermanos, los israelitas. Volveos a vuestras casas, pues esto ha sucedido porque yo lo he querido". Ellos obedecieron la voz del Señor, y se volvieron, como lo ordenaba el Señor. (I Reyes 12, 24)

  • Pero los emisarios volvieron de nuevo, diciendo: "Esto dice Ben Hadad: Envío a decirte: Me debes entregar tu plata, tu oro, tus mujeres y tus hijos. (I Reyes 20, 5)

  • Volvieron a Jericó, donde estaba Eliseo, que les dijo: "¿No os dije yo que no fuerais?". (II Reyes 2, 18)

  • Etonces tomó a su hijo primogénito, el que debía sucederle en el trono, y lo ofreció en holocausto sobre la muralla. Sobrevino una gran indignación contra los israelitas, los cuales levantaron el campamento y volvieron a su tierra. (II Reyes 3, 27)

  • El rey les preparó un gran banquete y, después que comieron y bebieron, los dejó en libertad. Ellos regresaron a su señor; pero en adelante las guerrillas de Siria no volvieron a penetrar en el país de Israel. (II Reyes 6, 23)

  • Los leprosos llegaron hasta el extremo del campamento, entraron en una tienda, comieron y bebieron y se llevaron plata, oro y vestidos, que fueron a esconder. Volvieron de nuevo, entraron en otra tienda, la desvalijaron y fueron a esconder el botín. (II Reyes 7, 8)

  • Volvieron a comunicárselo a Jehú, el cual dijo: "Es el oráculo que el Señor pronunció por medio de su siervo Elías, el tesbita, diciendo: En la heredad de Yezrael comerán los perros la carne de Jezabel; (II Reyes 9, 36)


“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina