11. Todos sus hermanos y sus hermanas, lo mismo que sus antiguos conocidos, fueron a verlo y celebraron con él un banquete en su casa. Se compadecieron y lo consolaron por toda la desgracia que le había enviado el Señor. Y cada uno de ellos le regaló una moneda de plata y un anillo de oro.





“Uma Missa bem assistida em vida será mais útil à sua salvação do que tantas outras que mandarem celebrar por você após sua morte!” São Padre Pio de Pietrelcina