3. - ¡Oh Yahveh! tus ojos, ¿no son para la verdad? Les heriste, mas no acusaron el golpe; acabaste con ellos, pero no quisieron aprender. Endurecieron sus caras más que peñascos, rehusaron convertirse.





“Pense na felicidade que está reservada para nós no Paraíso”. São Padre Pio de Pietrelcina