2. Si el culpable merece ser azotado, el juez le obligará a echarse en tierra y le hará azotar en su presencia con un determinado número de golpes proporcionado a su delito.





“Não se aflija a ponto de perder a paz interior. Reze com perseverança, com confiança, com calma e serenidade.” São Padre Pio de Pietrelcina