10. Cuando los albañiles echaron los cimientos del templo del Señor, se presentaron los sacerdotes con sus ornamentos y sus trompetas, y los levitas, hijos de Asaf, con sus címbalos, para alabar al Señor, conforme a las disposiciones de David, rey de Israel.





“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina