11. y dejaron ciegos a los hombres que estaban ante la puerta, desde el más joven hasta el más anciano, de tal modo que no pudieron encontrar la puerta.





“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina