II Crónicas, 20

31. Josafat reinó sobre Judá. Tenía treinta y cinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veinticinco en Jerusalén. Su madre se llamaba Azubá, y era hija de Siljí.

Versos relacionados con II Crónicas, 20:

2 Crónicas 20 informan cómo el rey Jehoshaphat enfrentó una gran amenaza de enemigos de Moab y Ammon. Él llama al pueblo de Judá para buscar la ayuda de Dios, y Dios le responde a través del profeta Jaaziel, quien le asegura que Dios luchará por ellos y dará victoria. Entonces Jehoshaphat pone a los cantantes frente al ejército para alabar a Dios y cuando llegan los enemigos, son atacados por fuerzas invisibles y terminan destruyendo entre sí. A continuación hay cinco versículos relacionados con los temas abordados en 2 Crónicas 20, en orden de similitud:

Salmo 121:2: "Mi ayuda proviene del Señor, quien hizo los cielos y la tierra". Este versículo destaca la importancia de buscar la ayuda de Dios, quién es el creador del universo y tiene el poder de protegernos y guiarnos en todas las situaciones.

Isaías 41:10: "No tengas miedo, porque estoy contigo; no te persigas, porque yo soy tu Dios; te fortalezco y te ayudo, y te apoyo con mi fiel mano derecha". Este versículo enfatiza que no debemos temer, porque Dios siempre está con nosotros, fortaleciéndonos, ayudando y sosteniendo.

Filipenses 4:6-7: "No te preocupes por nada, pero en todas las oraciones, pregúntale a Dios qué necesitas y siempre reza con un corazón agradecido. Y la paz de Dios, que nadie puede entender, mantendrá el corazón y el Mente de ti, porque estás unido con Cristo Jesús ". Este versículo alienta a los cristianos a confiar en Dios en todas las circunstancias, buscándolo en oración y teniendo un corazón agradecido. Esto trae paz a nuestra mente y corazón, incluso en tiempos difíciles.

1 Pedro 5:7: "Lancone toda su ansiedad sobre él, porque él te cuida". Este versículo nos recuerda que podemos entregar todas nuestras preocupaciones a Dios, porque él se preocupa con nosotros y está dispuesto a cuidarnos.

2 Corintios 10:4-5: "Las armas con las que estamos luchando no son humanas; por el contrario, son poderosos en Dios para destruir fortalezas. Destruimos los argumentos y toda la pretensión que se eleva contra el conocimiento de Dios, y traemos Todo pensó cautivo, para que puedan obedecer a Cristo ". Este versículo destaca la importancia de usar las armas espirituales que Dios nos ha dado para enfrentar las batallas de la vida, y no confiar solo en nuestra propia fuerza o sabiduría.