4. Lleno de ira, se propuso hacer pagar a los judíos la injuria recibida de quienes lo habían puesto en fuga. Y así mandó al conductor de su carro apresurar la marcha sin parar en el momento en que venía sobre él el juicio de Dios. Pues se decía, lleno de orgullo: "En cuanto llegue a Jerusalén, haré de la ciudad un cementerio de judíos".





“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina