24. Debajo del borde había calabazas todo en derredor. Daban la vuelta a lo largo de los quince metros, dispuestas en dos filas y fundidas en una sola pieza.





“Que o Espírito Santo guie a sua inteligência, faça-o descobrir a verdade escondida na Sagrada Escritura e inflame a sua vontade para praticá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina