Löydetty 346 Tulokset: Mandó

  • al oír a Jeremías, mandó apalearlo, y lo hizo sujetar con cadenas en el calabozo de la puerta alta de Benjamín, que está en la Casa de Yavé. (Jeremías 20, 2)

  • Estas fueron las palabras que dirigió Yavé a Jeremías, cuando el rey Sedecías le mandó a Pasjur, hijo de Malaquías y al sacerdote Sofonías, hijo de Mahasías, para que le dijeran: (Jeremías 21, 1)

  • y lo condujeron al rey Joaquim, quien lo mandó matar al filo de la espada y arrojar su cadáver a la fosa común. (Jeremías 26, 23)

  • Y a la comunidad de los recabitas les dijo Jeremías: «Esto declara Yavé de los Ejércitos, el Dios de Israel sobre ustedes: Ya que ustedes han obedecido a la orden de su antepasado Jonadab cumpliendo todo lo que les mandó y actuando como él quería, (Jeremías 35, 18)

  • Jeremías mandó llamar a Baruc, hijo de Nerías, a quien dictó, para que anotara en el papel enrollado todo cuanto Yavé le había comunicado al profeta. (Jeremías 36, 4)

  • Jeremías mandó decirle a Baruc: «Estoy detenido y no puedo ir a la Casa de Yavé, (Jeremías 36, 5)

  • El, entonces, mandó a Judí a buscar el libro. Este lo trajo y lo leyó al rey y a los ministros que estaban a su lado. (Jeremías 36, 21)

  • El rey Sedecías mandó a buscarlo y lo interrogó en secreto, en su palacio: «¿Acaso tienes una palabra de Yavé?» «Sí», respondió Jeremías, y agregó: «Serás entregado en manos del rey de Babilonia.» (Jeremías 37, 17)

  • Entonces, Sedecías mandó a buscar a Jeremías y lo hizo venir donde él estaba, a la tercera entrada de la Casa de Yavé. Y le dijo: «No me ocultes nada de lo que te voy a preguntar.» (Jeremías 38, 14)

  • En Ribla, el rey de Babilonia mandó degollar a los hijos de Sedecías ante sus propios ojos, y lo mismo hizo con todos los nobles de Judá. (Jeremías 39, 6)

  • En Ribla mandó degollar a los hijos de Sedecías ante sus propios ojos, y lo mismo hizo con todos los jefes de Judá. (Jeremías 52, 10)

  • quien los mandó matar en Ribla, en la región de Jamat. Entonces fue desterrado Judá lejos de su tierra. (Jeremías 52, 27)


“Submeter-se não significa ser escravo, mas ser livre para receber santos conselhos.” São Padre Pio de Pietrelcina