Löydetty 270 Tulokset: lluvia de piedras

  • «Toma unas piedras grandes y, a la vista de los judíos, mételas en el cemento de la plaza cuadrada que hay a la entrada del palacio de Faraón, en Tafnes. (Jeremías 43, 9)

  • Después dirás a esta gente: Esto es lo que afirma Yavé de los Ejércitos, el Dios de Israel: Miren, yo voy a mandar a buscar a Nabucodonosor, rey de Babilonia, mi servidor, el cual instalará su trono sobre estas piedras que he enterrado aquí, y detrás pondrá un adorno de colgaduras. (Jeremías 43, 10)

  • ni tampoco buscarán piedras para volver a edificarte. Serás un montón de ruinas para siempre, porque así lo ha dicho Yavé. (Jeremías 51, 26)

  • Babilonia se convertirá en un montón de piedras, ven una guarida de chacales que cause horror y desprecio, sin un solo habitante. (Jeremías 51, 37)

  • Cercó mi camino con piedras enormes, confundió mis senderos. (Lamentaciones 3, 9)

  • Ahogaron mi vida en un sepulcro y echaron piedras sobre mí. (Lamentaciones 3, 53)

  • ¿Cómo se ha empañado y deteriorado el oro más puro? ¿Por qué están desparramadas las piedras sagradas por las esquinas de todas las calles? (Lamentaciones 4, 1)

  • Son semejantes a las piedras del monte esos dioses de madera, de piedra, de oro, de plata. Los que los adoran serán confundidos. (Baruc 6, 38)

  • Ellos no pueden nombrar a rey alguno en ningún país ni pueden dar la lluvia a los hombres. (Baruc 6, 52)

  • Esas ruedas centelleaban como piedras preciosas, y las cuatro tenían la misma forma. Cada rueda era doble: parecía como dos ruedas entrecruzadas. (Ezequiel 1, 16)

  • La luz que lo rodeaba tenía el aspecto del arcoiris que se ve en las nubes en los días de lluvia. Esa visión era una imagen de la Gloria de Yavé, cuando lo vi me tiré de bruces al suelo; oí entonces una voz que me habló. (Ezequiel 1, 28)

  • Vi cuatro ruedas colocadas al lado de los querubines (había una rueda al lado de cada querubín) y las ruedas resplandecían como piedras preciosas. (Ezequiel 10, 9)


“Comunguemos com santo temor e com grande amor.” São Padre Pio de Pietrelcina