Löydetty 257 Tulokset: paso del Mar Rojo
que su padre no cometió. Come la carne sin desangrar, ensucia a la mujer de su prójimo, trata violentamente al pobre y al indigente, roba, no devuelve la garantía que se le pasó, vuelve su mirada hacia los sucios ídolos y comete el crimen, (Ezequiel 18, 11)
(Un fuego que salió de su tronco devoró sus sarmientos y sus racimos.) ¿Qué le pasó? No más rama vigorosa, no más cetro real. Es una lamentación, y ¡cuánto no se lamentarán! (Ezequiel 19, 14)
Lo hizo peor aún en su prostitución cuando vio esas imágenes de Caldeos pintadas de color rojo, de esos hombres que se veían pintados en los muros, (Ezequiel 23, 14)
Pondré luego la olla vacía sobre carbones, se calentará, el bronce se pondrá rojo, desaparecerán sus impurezas y se le irá el óxido. (Ezequiel 24, 11)
Ese día le daré como sepultura a Gog un lugar célebre en Israel: el valle de los Abarim, un valle que está al este del mar y cierra el paso a los viajeros. Allí serán enterrados Gog y todo su ejército y lo llamarán: valle de Hamón-Gog. (Ezequiel 39, 11)
Me dijo: Esta puerta permanecerá cerrada; no la abrirán nunca y nadie entrará por ella, porque Yavé Dios de Israel pasó por esa puerta; permanecerá cerrada. (Ezequiel 44, 2)
Gritando, mandó llamar a los brujos y adivinos y les dijo: «Al que entienda esta letra y me la explique, lo haré vestir de rojo, color reservado para el rey, y le pondré al cuello un collar de oro y gobernará la tercera parte del reino. (Daniel 5, 7)
Entonces Belsasar ordenó que le pusieran un vestido rojo, color reservado para el rey, y un collar de oro, e hizo proclamar que le asignaba el tercer puesto en el reino (Daniel 5, 29)
pasó lo siguiente: Yo, Daniel, me puse a buscar en las escrituras cuántos años quedaría en ruinas Jerusalén. Al profeta Jeremías, Yavé le habló de setenta años. (Daniel 9, 2)
Por eso voy a impedir su paso con espinos, y a cercarla con una cerca para que no encuentre ya caminos. (Oseas 2, 8)
reinará la confusión en tus ciudades y serán demolidas tus fortalezas, como pasó cuando Salmán atacó y destruyó a Betabel, y todo fue aplastado, la madre con sus hijos. (Oseas 10, 14)
A su paso se desmoronan las montañas y los valles se hunden como cera ante el fuego o como el agua que se escurre por la pendiente. (Miqueas 1, 4)