Löydetty 153 Tulokset: peste del ganado
Compré esclavos, hombres y mujeres, y otros me nacieron en mi casa. Tuve rebaños de ganado mayor y de ganado menor, mucho más que cualquiera antes de mí en Jerusalén. (Eclesiastés (Qohelet) 2, 7)
Me dije: "Si la suerte del insensato es también la mía, ¿qué he ganado con mi sabiduría? Y también en esto he visto que uno se afana por nada. (Eclesiastés (Qohelet) 2, 15)
¿Muchas palabras? Habrá mucho de vacío: ¿qué se habrá ganado? (Eclesiastés (Qohelet) 6, 11)
Pero tal vez la serpiente no se deja encantar y muerde: en ese caso el encantador no habrá ganado nada. (Eclesiastés (Qohelet) 10, 11)
A lo mejor se dice a sí mismo: "Tengo bien ganado el descanso, ya puedo vivir con lo que he adquirido". Pero no sabe el tiempo que le queda, morirá y se lo dejará todo a otros. (Sirácides (Eclesiástico) 11, 19)
Aunque puedan reembolsarle, el acreedor tendrá suerte si recupera la mitad. En caso contrario, se habrán apoderado de su dinero y no habrá ganado más que un enemigo; éste le pagará con maldiciones e insultos, con desprecios en vez de agradecimientos. (Sirácides (Eclesiástico) 29, 6)
El Señor te dará la lluvia para las semillas que hayas sembrado en el campo, y el pan que te producirá la tierra será sustancioso y nutritivo. Tu ganado pastará entonces en grandes potreros. (Isaías 30, 23)
Tú debías convertir en ruinas ciudades fortificadas; sus habitantes quedaban sin fuerza, estaban espantados y confundidos. Fueron como la hierba del campo, como el musgo en el techo, o como el trigo verde quemado por la peste. (Isaías 37, 27)
Lancen por los montes gemidos y lamentos, y un canto fúnebre por el pasto del desierto, porque ha sido quemado, y nadie pasa por allí, ni se oyen los mugidos del ganado. Desde los pájaros del cielo hasta las bestias, todas han huido, han desaparecido. (Jeremías 9, 9)
Aunque ayunen, no escucharé su súplica; aunque me presenten holocaustos y ofrendas, no los aceptaré. Al contrario, me preparo para acabar con ellos por la espada, el hambre y la peste. (Jeremías 14, 12)
Y si te preguntan: ¿Dónde? Diles: Así habla Yavé: Quien está condenado a la peste, a la peste; quien a la espada, a la espada; quien al hambre, al hambre; y quien al cautiverio, al cautiverio. (Jeremías 15, 2)
¡Entrega, pues, sus hijos al hambre, déjalos a merced de la espada! Que sus mujeres se queden sin hijos ni maridos. ¡Que sus esposos sean muertos por la peste y sus jóvenes atravesados por la espada en la guerra! (Jeremías 18, 21)