Löydetty 83 Tulokset: segunda venida

  • Ester fue, por segunda vez, a hablar con el rey para suplicarle que dejase sin efecto las medidas adoptadas por Amán en contra de los judíos. Postrada a sus pies, lloraba y le rogaba para que no se cumplieran sus malas intenciones. (Ester 8, 3)

  • Ester, con su autoridad de reina, estampó su firma en esta segunda carta para que tuviera más valor. (Ester 9, 29)

  • Con este fin les he pedido la opinión a mis consejeros, y uno de ellos, Amán, conocido por su elevado criterio, por su total dedicación y por su fidelidad a toda prueba, que es la segunda persona importante del imperio, nos ha hecho la siguiente denuncia: (Ester 13, 3)

  • a la segunda, «Canela» y a la tercera, «Frasco de Perfumes». (Job 42, 14)

  • Los mensajeros que han mandado a nuestro pueblo nos informaron de los éxitos y de la prosperidad de su nación. Nos alegramos por su venida. (1 Macabeos 14, 21)

  • Por esta época, Antíoco preparaba una segunda expedición a Egipto. (2 Macabeos 5, 1)

  • Cuando los hombres de Judas se enteraron de la venida de Nicanor y de la invasión de los paganos, se cubrieron de polvo, invocando a Aquel que había establecido a su pueblo para siempre y que, en cada oportunidad, protegía a los suyos con milagros manifiestos. (2 Macabeos 14, 15)

  • Para cada uno determinó el tiempo de su venida y el número de sus días; les dio poder sobre las cosas de la tierra. (Sirácides (Eclesiástico) 17, 2)

  • Puso los cimientos de la segunda muralla y rodeó el Santuario con una fortificación. (Sirácides (Eclesiástico) 50, 2)

  • Por segunda vez me llegó una palabra de Yavé: «Toma el cinturón que compraste y que llevas a la cintura, baja al torrente Para y escóndelo en la grieta de una roca.» (Jeremías 13, 3)

  • Estando Jeremías todavía preso en el patio de la guardia, la palabra de Yavé le llegó por segunda vez, de esta manera: (Jeremías 33, 1)

  • A su tiempo volverá contra el sur; pero esta segunda vez las cosas no saldrán como la primera. (Daniel 11, 29)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina