Löydetty 139 Tulokset: trabajo manual

  • Ese trabajo me tenía tan ocupado que no pude llegar hasta ustedes. (Carta a los Romanos 15, 22)

  • Saluden a Urbano, nuestro compañero de trabajo, y a mi querido amigo Estaquis. (Carta a los Romanos 16, 9)

  • El que planta y el que riega están en la misma situación, y Dios pagará a cada uno según su trabajo. (1º Carta a los Corintios 3, 8)

  • Un día se verá el trabajo de cada uno. Se hará público en el día del juicio, cuando todo sea probado por el fuego. El fuego, pues, probará la obra de cada uno. (1º Carta a los Corintios 3, 13)

  • No, eso ha sido escrito para nosotros. A nosotros se refiere la Escritura cuando dice que el labrador espera algo de su trabajo y que el que trilla tendrá parte en la cosecha. (1º Carta a los Corintios 9, 10)

  • Así, pues, hermanos míos muy amados, manténganse firmes y no se dejen conmover. Dedíquense a la obra del Señor en todo momento, conscientes de que con él no será estéril su trabajo. (1º Carta a los Corintios 15, 58)

  • Quiero decir que llevaremos el Evangelio más allá de ustedes en vez de buscar fama donde el trabajo ya está hecho, que es la pauta de los otros. (2º Carta a los Corintios 10, 16)

  • Siguiendo una revelación, fui para exponerles el evangelio que anuncio a los paganos. Me entrevisté con los dirigentes en una reunión privada, no sea que estuviese haciendo o hubiera hecho un trabajo que no sirve. (Carta a los Gálatas 2, 2)

  • Hagan su trabajo con empeño, por el Señor y no por los hombres, (Carta a los Efesios 6, 7)

  • Y si Dios empezó tan buen trabajo en ustedes, estoy seguro de que lo continuará hasta concluirlo el día de Cristo Jesús. (Carta a los Filipenses 1, 6)

  • Pero veo que, mientras estoy en este cuerpo, mi trabajo da frutos, de modo que ya no sé qué escoger. (Carta a los Filipenses 1, 22)

  • Me pareció necesario devolverles a nuestro hermano Epafrodito, que trabajó y luchó a mi lado, y al que ustedes enviaron para que atendiera mis necesidades. (Carta a los Filipenses 2, 25)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina