Löydetty 345 Tulokset: Cae

  • Por eso, así habla el Señor: Aquí estoy contra el Faraón, rey de Egipto: yo quebraré sus dos brazos -el sano y el roto- y haré caer la espada de su mano. (Ezequiel 30, 22)

  • Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia, mientras que al Faraón se le caerán los brazos. Y cuando ponga mi espada en la mano del rey de Babilonia y él la extienda contra el país de Egipto, se sabrá que yo soy el Señor. (Ezequiel 30, 25)

  • Por la espada de guerreros, los más feroces entre las naciones, yo haré caer a tu multitud. Ellos abatirán la soberbia de Egipto y toda su multitud será destruida. (Ezequiel 32, 12)

  • Ellos caerán entre las víctimas de la espada. Una espada está dispuesta: ¡arrastren a Egipto y a toda su multitud! (Ezequiel 32, 20)

  • Si alguien escucha el sonido de la trompeta, pero no hace caso de la alarma, y entonces llega la espada y lo mata, la sangre de este hombre recaerá sobre su propia cabeza. (Ezequiel 33, 4)

  • Él escuchó el sonido de la trompeta, pero no hizo caso: su sangre recaerá sobre él. En cambio, si hace caso de la alarma, habrá salvado su vida. (Ezequiel 33, 5)

  • Tú les dirás: Así habla el Señor: Juro por mi vida que los que están entre las ruinas caerán bajo la espada, a los que están por el campo los daré como pasto a las fieras, y los que están en las fortalezas y en las cuevas morirán de peste. (Ezequiel 33, 27)

  • Haré que ellos y los alrededores de mi colina sean una bendición, y haré caer la lluvia a su debido tiempo, una lluvia de bendición. (Ezequiel 34, 26)

  • Llenaré sus montes de víctimas: las víctimas de la espada caerán en tus colinas, en tus valles y en todos los cauces de tus ríos. (Ezequiel 35, 8)

  • Temblarán ante mí los peces del mar, los pájaros del cielo, las bestias del campo, todos los reptiles que se arrastran por el suelo y todos los hombres que hay sobre la faz de la tierra. Se desplomarán las montañas, caerán las pendientes escarpadas y todos los muros se derrumbarán por tierra. (Ezequiel 38, 20)

  • Le haré rendir cuentas por medio de la peste y de la sangre; haré caer una lluvia torrencial, duras piedras de granizo, fuego y azufre, sobre él, sobre sus escuadrones y sobre los numerosos pueblos que estarán con él. (Ezequiel 38, 22)

  • Derribaré tu arco de tu mano izquierda y haré caer tus flechas de tu mano derecha. (Ezequiel 39, 3)


“Imitemos o coração de Jesus, especialmente na dor, e assim nos conformaremos cada vez mais e mais com este coração divino para que, um dia, lá em cima no Céu, também nós possamos glorificar o Pai celeste ao lado daquele que tanto sofreu”. São Padre Pio de Pietrelcina