Löydetty 475 Tulokset: Ciudades

  • Y cuando Josué y los israelitas los derrotaron por completo, hasta aniquilarlos -sólo algunos fugitivos habían escapado de ellos y se habían refugiado en las ciudades fortificadas- (Josué 10, 20)

  • la tomaron, y pasaron al filo de la espada a la ciudad, a su rey, a sus otras ciudades y a todos los seres vivientes que había en ella. Josué no dejó a nadie con vida, sino que hizo con ella lo mismo que había hecho con Eglón: consagró al exterminio a la ciudad y a todos los seres vivientes que había en ella. (Josué 10, 37)

  • y se apoderó de la ciudad, de su rey y de todas sus otras ciudades. Los israelitas los pasaron al filo de la espada, y consagraron al exterminio a todos los seres vivientes que había en la ciudad, sin dejar a nadie con vida. Josué trató a Debir como había tratado a Hebrón y a su rey, y como había tratado a Libná y a su rey. (Josué 10, 39)

  • Josué tomó asimismo todas las ciudades de aquellos reyes, y a estos últimos los capturó y los pasó al filo de la espada, consagrándolos al exterminio, como Moisés, el servidor del Señor, se lo había ordenado. (Josué 11, 12)

  • Pero Israel no quemó ninguna de las ciudades que ahora vuelven a alzarse sobre sus ruinas, a excepción de Jasor, que fue la única incendiada por Josué. (Josué 11, 13)

  • El botín de estas ciudades, incluido el ganado, se lo repartieron los israelitas; a las personas, en cambio, las pasaron al filo de la espada, hasta acabar con todos. No dejaron a nadie con vida. (Josué 11, 14)

  • En aquel tiempo, Josué hizo una campaña contra los anaquitas y los exterminó de la Montaña: de Hebrón, de Debir, de Anab, en una palabra, de toda la montaña de Judá y de toda la montaña de Israel. Los consagró al exterminio con todas sus ciudades, (Josué 11, 21)

  • y todas las ciudades de Sijón -el rey de los amorreos que había reinado en Jesbón- hasta la frontera de los amonitas. (Josué 13, 10)

  • hasta llegar a Jesbón, y todas las ciudades del altiplano: Dibón, Bamot Baal, Bet Baal Meón, (Josué 13, 17)

  • Todas las ciudades del altiplano habían pertenecido a Sijón, el rey de los amorreos que reinaba en Jesbón, y al que Moisés había derrotado, lo mismo que a los príncipes de Madián: Evi, Réquem, Sur, Jur y Reba, vasallos de Sijón que habitaban en aquel país. (Josué 13, 21)

  • La ribera del Jordán servía de límite a los rubenitas. Esta fue la herencia asignada a los clanes de los rubenitas: las ciudades y sus poblados. (Josué 13, 23)

  • Su territorio comprendía Iázer, todas las ciudades de Galaad y la mitad del país de los amonitas, hasta Aroer, que está enfrente de Rabbá. (Josué 13, 25)


“O medo excessivo nos faz agir sem amor, mas a confiança excessiva não nos deixa considerar o perigo que vamos enfrentar”. São Padre Pio de Pietrelcina