Löydetty 131 Tulokset: Galaad

  • Porque así habla el Señor acerca de la casa real de Judá: Tú eras para mí como Galaad, como una cumbre del Líbano, pero juro que te convertiré en un desierto, en una ciudad deshabitada. (Jeremías 22, 6)

  • ¡Sube a Galaad, recoge bálsamo, virgen, hija de Egipto! En vano multiplicas los remedios, tu llaga no cicatriza. (Jeremías 46, 11)

  • Haré volver a Israel a su pastizal, para que paste en el Carmelo y en Basán y se sacie en la montaña de Efraím y Galaad. (Jeremías 50, 19)

  • Por el lado oriental, entre Jaurán y Damasco, entre Galaad y el país de Israel, la frontera estará delimitada por el Jordán, hasta el mar oriental, en dirección a Tamar: este es el lado oriental. (Ezequiel 47, 18)

  • Galaad es una ciudad de malhechores, llena de improntas de sangre. (Oseas 6, 8)

  • Galaad es pura falsedad, ellos se han convertido en nada; en Guilgal sacrifican toros: así sus altares serán como un montón de piedras sobre los surcos del campo. (Oseas 12, 12)

  • Así habla el Señor: Por tres crímenes de Damasco, y por cuatro, no revocaré mi sentencia. Porque trillaron a Galaad con trilladoras de hierro, (Amós 1, 3)

  • Así habla el Señor: Por tres crímenes de los amonitas, y por cuatro, no revocaré mi sentencia. Porque abrieron el vientre de las embarazadas de Galaad, a fin de ensanchar su propio territorio, (Amós 1, 13)

  • Los del Négueb poseerán la montaña de Esaú y la Sefelá, el país de los filisteos; ellos poseerán el territorio de Efraím y el territorio de Samaría, y Benjamín ocupará Galaad. (Abdías 1, 19)

  • Apacienta con tu cayado a tu pueblo, al rebaño de tu herencia, al que vive solitario en un bosque, en medio de un vergel. ¡Que sean apacentados en Basán y en Galaad, como en los tiempos antiguos! (Miqueas 7, 14)

  • Los haré volver del país de Egipto, y los congregaré de Asiria; los haré entrar en el país de Galaad y en el Líbano, y no habrá lugar suficiente para ellos. (Zacarías 10, 10)


Uma filha espiritual perguntou a Padre Pio: “O Senhor cura tantas pessoas, por que não cura esta sua filha espiritual?” Padre Pio respondeu-lhe em voz baixa: “E não nos oferecemos a Deus?” São Padre Pio de Pietrelcina