Löydetty 202 Tulokset: Incienso Sagrado

  • Un cierto Álcimo, que antes había sido Sumo Sacerdote, pero que se había contaminado voluntariamente en el tiempo de la ruptura con el paganismo, comprendiendo que él ya no podía rehabilitarse ni acceder al altar sagrado, (II Macabeos 14, 3)

  • Coro: ¿Qué es eso que sube del desierto, como una columna de humo, perfumada de mirra y de incienso y de todos los perfumes exóticos? (Cantar 3, 6)

  • Antes que sople la brisa y huyan las sombras, iré a la montaña de la mirra, a la colina del incienso. (Cantar 4, 6)

  • nardo y azafrán, caña aromática y canela, con todos los árboles de incienso, mirra y áloe, con los mejores perfumes. (Cantar 4, 14)

  • porque muy pronto un hombre irreprochable salió en su defensa, con las armas de su propio ministerio: la oración y el incienso expiatorio. Él afrontó la cólera divina y puso fin a la calamidad, demostrando así que era tu servidor. (Sabiduría 18, 21)

  • Yo exhalé perfume como el cinamomo, como el aspálato fragante y la mirra selecta, como el gálbano, la uña aromática y el estacte, y como el humo del incienso en la Morada. (Eclesiástico 24, 15)

  • Como una lámpara que brilla sobre el candelabro sagrado, así es la belleza del rostro sobre un cuerpo esbelto. (Eclesiástico 26, 17)

  • Exhalen suave fragancia como el incienso y florezcan como el lirio; derramen aroma y entonen un canto, bendigan al Señor por todas sus obras. (Eclesiástico 39, 14)

  • Él lo eligió entre todos los vivientes para presentar al Señor la ofrenda, el incienso y el perfume como memorial, y para hacer la expiación en favor de su pueblo. (Eclesiástico 45, 16)

  • como fuego e incienso en el incensario, como vaso de oro macizo adornado con toda clase de piedras preciosas, (Eclesiástico 50, 9)

  • No me sigan trayendo vanas ofrendas; el incienso es para mí una abominación. Luna nueva, sábado, convocación a la asamblea... ¡no puedo aguantar la falsedad y la fiesta! (Isaías 1, 13)

  • Ya no volverá la mirada hacia los altares que son obra de sus manos, ni mirará hacia los postes sagrados y los altares de incienso que fabricaron sus dedos. (Isaías 17, 8)


“A mansidão reprime a ira.” São Padre Pio de Pietrelcina