Löydetty 302 Tulokset: Puerta

  • Entonces mandó golpear a Jeremías, el profeta, y lo hizo poner en el cepo que está en la puerta Alta de Benjamín, en la Casa del Señor. (Jeremías 20, 2)

  • Al enterarse de esto, los jefes de Judá subieron de la casa del rey a la Casa del Señor, y se sentaron para el juicio a la entrada de la puerta Nueva de la Casa del Señor. (Jeremías 26, 10)

  • Llegarán los días -oráculo del Señor- en que la ciudad será reconstruida para el Señor, desde la torre de Jananel hasta la puerta del Ángulo. (Jeremías 31, 38)

  • Todo el valle de los cadáveres y de la ceniza de los sacrificios, y todos los campos hasta el torrente Cedrón, hasta el ángulo de la puerta de los Caballos, al oriente, estarán consagrados al Señor: ¡nunca más se arrancará, nunca más se demolerá! (Jeremías 31, 40)

  • Entonces Baruc leyó en el rollo las palabras de Jeremías, en la Casa del Señor, en la sala de Guemarías, hijo de Safán, el secretario, en el atrio superior, a la entrada de la puerta Nueva de la Casa del Señor ; y lo hizo en presencia de todo el pueblo. (Jeremías 36, 10)

  • Y mientras estaba en la puerta de Benjamín, donde se encontraba un capitán de guardias llamado Jirías, hijo de Selemías, hijo de Ananías, este detuvo al profeta Jeremías, diciendo: "¡Vas a pasarte a los caldeos!". (Jeremías 37, 13)

  • Ebed Mélec, el cusita, un eunuco de la casa del rey, se enteró de que habían puesto a Jeremías en el aljibe. Mientras el rey estaba sentado a la puerta de Benjamín, (Jeremías 38, 7)

  • Entonces entraron todos los jefes del rey de Babilonia, y se instalaron en la puerta del Medio: Nergalsaréser, Samgarnebó, Sarsequím, jefe de los eunucos, Nergalsaréser, gran mago, y todos los otros jefes del rey de Babilonia. (Jeremías 39, 3)

  • Al ver esto, Sedecías, rey de Judá, y todos los hombres de guerra huyeron de la ciudad, saliendo de noche por el camino del jardín del rey, por la puerta entre las dos murallas, y tomaron el camino de la Arabá. (Jeremías 39, 4)

  • se abrió una brecha en la ciudad. Entonces huyeron todos los hombres de guerra, saliendo de la ciudad durante la noche, por el camino de la puerta entre las dos murallas que está cerca del jardín del rey; y mientras los caldeos rodeaban la ciudad, ellos tomaron el camino de la Arabá. (Jeremías 52, 7)

  • Los ancianos ya no acuden a la puerta de la ciudad, los jóvenes ya no tocan sus cítaras. (Lamentaciones 5, 14)

  • De manera que vale más ser un rey que da prueba de su valentía, o un objeto útil en una casa, del que se sirve su dueño, que ser estos falsos dioses. O vale más ser la puerta de una casa, que asegura lo que hay en ella, o una columna de madera en un palacio real, que ser estos falsos dioses. (Baruc 6, 58)


“Onde há mais sacrifício, há mais generosidade.” São Padre Pio de Pietrelcina