Löydetty 105 Tulokset: Quedaron

  • Una vez cumplida esta orden, y pasado algún tiempo, el sol, oculto antes detrás de las nubes, volvió a brillar y se encendió una hoguera tan grande que todos quedaron maravillados. (II Macabeos 1, 22)

  • Pero cuando ya se encontraba con su escolta junto al Tesoro, el Soberano de los espíritus y de toda Potestad se manifestó tan esplendorosamente que todos los que se habían atrevido a venir con él, heridos por el poder de Dios, quedaron sin fuerzas y acobardados. (II Macabeos 3, 24)

  • A pesar de esto, no cedía en lo más mínimo su arrogancia; por el contrario, siempre lleno de soberbia, y exhalando contra los judíos el fuego de su furor, mandaba acelerar la marcha. Pero mientras avanzaba velozmente, se cayó del carro y todos los miembros de su cuerpo quedaron lesionados por la violencia de la caída. (II Macabeos 9, 7)

  • Y si quedaron impresionados por su poder y energía, comprendan, a partir de ellas, cuánto más poderoso es el que las formó. (Sabiduría 13, 4)

  • el que hizo salir carros de guerra y caballos, todo un ejército de hombres aguerridos; ellos quedaron tendidos, no se levantarán, se extinguieron, se consumieron como una mecha. (Isaías 43, 17)

  • Así como muchos quedaron horrorizados a causa de él, porque estaba tan desfigurado que su aspecto no era el de un hombre y su apariencia no era más la de un ser humano, (Isaías 52, 14)

  • Los guerreros de Babilonia dejaron de combatir, se quedaron en las fortalezas; se ha secado su vigor, se han vuelto como mujeres; sus moradas han sido incendiadas, se han roto sus cerrojos. (Jeremías 51, 30)

  • Así quedaron sometidos, en lugar de prevalecer, porque nosotros hemos pecado contra el Señor, nuestro Dios, al no escuchar su voz. (Baruc 2, 5)

  • Así habla el Señor: Cuando el cedro se precipitó en el Abismo, yo hice que el océano subterráneo estuviera de duelo a causa de él: lo cerré, contuve sus ríos, y las grandes aguas quedaron detenidas. Vestí de luto al Líbano por causa de él, y todos los árboles del campo languidecieron. (Ezequiel 31, 15)

  • El rey Baltasar sintió un gran temor, cambió de color, y sus dignatarios quedaron consternados. (Daniel 5, 9)

  • y cuando los ancianos contaron su historia, los servidores quedaron desconcertados, porque jamás se había dicho nada semejante de Susana. (Daniel 13, 27)

  • rogándole que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron curados. (Mateo 14, 36)


“O demônio é forte com quem o teme, mas é fraco com quem o despreza.” São Padre Pio de Pietrelcina