Löydetty 56 Tulokset: allá

  • Será sepultado como un asno, será arrastrado y arrojado más allá de las puertas de Jerusalén. (Jeremías 22, 19)

  • a todos los reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidón, a los reyes de las costas lejanas que están más allá del mar; (Jeremías 25, 22)

  • ¿Hasta cuándo irás de aquí para allá, hija apóstata? Porque el Señor crea algo nuevo en el país: la mujer rodea al varón. (Jeremías 31, 22)

  • ¡Gime, Jesbón, porque Hai ha sido devastada, lancen gritos, hijas de Rabá! ¡Pónganse un cilicio, laméntense, y vayan de aquí para allá por los cercos, porque Milcóm va al cautiverio, con sus sacerdotes y sus príncipes! (Jeremías 49, 3)

  • El año vigesimoquinto de nuestro exilio, al comienzo del año, el décimo día del mes, es decir, catorce años después de la destrucción de la ciudad, ese mismo día, la mano del Señor descendió sobre mí, y él me llevó allá. (Ezequiel 40, 1)

  • porque yo los deportaré más allá de Damasco, dice el Señor, cuyo nombre es "Dios de los ejércitos". (Amós 5, 27)

  • Los carros avanzan con furia en campo abierto y se precipitan sobre las plazas; su aspecto es como de antorchas, corren de aquí para allá como relámpagos. (Nahún 2, 5)

  • Desde más allá de los ríos de Cus, mis adoradores, los que están dispersos, me traerán ofrendas. (Sofonías 3, 10)

  • Ustedes lo verán con sus ojos y dirán: "¡Grande es el Señor, aún más allá del territorio de Israel!". (Malaquías 1, 5)

  • «Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: "Trasládate de aquí a allá", y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes». (Mateo 17, 20)

  • Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, dejó la Galilea y fue al territorio de Judea, más allá del Jordán. (Mateo 19, 1)

  • Los discípulos le dijeron: «Maestro, hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y quieres volver allá?». (Juan 11, 8)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina