Löydetty 55 Tulokset: dolor

  • Pero si hablo, no se alivia mi dolor; si me callo, tampoco se aparta de mí. (Job 16, 6)

  • Pero tú lo estás viendo: tú consideras los trabajos y el dolor, para tomarlos en tus propias manos. El débil se encomienda a ti; tú eres el protector del huérfano. (Salmos 10, 14)

  • Ten piedad de mí, Señor, porque estoy angustiado: mis ojos, mi garganta y mis entrañas están extenuados de dolor. (Salmos 31, 10)

  • Porque estoy a punto de caer y el dolor no se aparta de mí: (Salmos 38, 18)

  • Entonces me encerré en el silencio, callé, pero no me fue bien: el dolor se me hacía insoportable; (Salmos 39, 3)

  • El Señor lo sostendrá en su lecho de dolor y le devolverá la salud. (Salmos 41, 4)

  • Entonces dije -¡y este es mi dolor!-: "¡Cómo ha cambiado la derecha del Altísimo!". (Salmos 77, 11)

  • El Señor, que todo lo ve, el Dios de Israel, lo castigó con un mal incurable e invisible. Apenas pronunciadas estas palabras, sintió un intenso dolor intestinal con agudos retorcijones internos. (II Macabeos 9, 5)

  • Porque mucha sabiduría trae mucha aflicción, y el que acumula ciencia, acumula dolor. (Eclesiastés 1, 18)

  • Además, todos sus días comió oscuramente, con mucho dolor, malestar e irritación. (Eclesiastés 5, 16)

  • Aparta de tu corazón la tristeza y aleja de tu carne el dolor, porque la juventud y la aurora de la vida pasan fugazmente. (Eclesiastés 11, 10)

  • Después se convertirán en un cadáver infame, objeto de oprobio eterno entre los muertos. El Señor los precipitará de cabeza, sin que puedan hablar, los arrancará de sus cimientos, y serán completamente exterminados: quedarán sumidos en el dolor, y desaparecerá hasta su recuerdo. (Sabiduría 4, 19)


“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina