Löydetty 87 Tulokset: gritó

  • También mandó a Eleazar que leyera en alta voz el Libro sagrado. Y finalmente, dándoles como santo y seña el grito "Auxilio de Dios", se lanzó él mismo a combatir contra Nicanor, al frente del primer cuerpo. (II Macabeos 8, 23)

  • Yo también, al nacer, respiré el aire común, caí sobre la tierra que nos recibe a todos por igual, y mi primer grito, como el de todos, fue el llanto. (Sabiduría 7, 3)

  • El que mima a su hijo vendará sus heridas y a cada grito que dé, se le conmoverán las entrañas. (Eclesiástico 30, 7)

  • Sobre un monte desierto alcen un estandarte, lancen un grito hacia ellos, agiten la mano, para que entren por las Puertas de los nobles. (Isaías 13, 2)

  • Mi corazón grita por Moab, sus fugitivos llegan hasta Soar, hasta Eglat Selisiyá. Sí, por la subida de Lujit, la gente sube llorando; sí, por el camino de Joronaim se lanza un grito desgarrador. (Isaías 15, 5)

  • Entonces gritó el vigía: "Sobre la atalaya, Señor, estoy siempre de pie, todo el día; en mi puesto de guardia, estoy alerta toda la noche. (Isaías 21, 8)

  • El que huya del grito de terror, caerá en la fosa; el que suba del fondo de la fosa quedará atrapado en la red. Porque están abiertas las compuertas de lo alto y tiemblan los cimientos de la tierra. (Isaías 24, 18)

  • Entonces el copero mayor, puesto de pie, gritó bien fuerte en hebreo: "Escuchen las palabras del gran rey, el rey de Asiria: (Isaías 36, 13)

  • El Señor irrumpe como un héroe, se enardece como un guerrero; lanza un grito de guerra, un alarido estridente, se arroja como un héroe contra sus enemigos: (Isaías 42, 13)

  • Al grito de la caballería y los arqueros, huye todo el país: entran en las espesuras, suben a los peñascos, todas las ciudades son abandonadas, no queda un solo habitante. (Jeremías 4, 29)

  • Y yo haré desaparecer de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén el grito de alegría y el grito de júbilo, el canto del esposo y el canto de la esposa, porque el país se convertirá en una ruina. (Jeremías 7, 34)

  • El grito de alarma de la hija de mi pueblo se eleva a lo largo de todo el país: "¿No está el Señor en Sión, no está en ella su Rey?". ¿Por qué me han indignado con sus ídolos, con las Vanidades del extranjero? (Jeremías 8, 19)


“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina