Löydetty 420 Tulokset: obras de arte en bronce
Entonces el Señor hizo venir contra ellos a los jefes del ejército del rey de Asiria, y estos capturaron a Manasés con garfios, lo sujetaron con doble cadena de bronce y lo llevaron a Babilonia. (II Crónicas 33, 11)
Luego ese dinero se puso en manos de los que dirigían los trabajos, de los encargados de supervisar la Casa del Señor, y ellos lo entregaron a los que ejecutaban las obras que se hacían en la Casa del Señor, para restaurar y reparar el edificio. (II Crónicas 34, 10)
Estos hombres realizaban su trabajo a conciencia. Como encargados al frente de ellos estaban los levitas Iájat y Abdías, de los hijos de Merarí, y Zacarías y Mesulám, de los hijos de Quehat, que dirigían las obras. Los levitas, que sabían tocar instrumentos musicales, (II Crónicas 34, 12)
Porque me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses, provocando mi indignación con todas las obras de sus manos, mi furor se derramará sobre este lugar, y no se extinguirá. (II Crónicas 34, 25)
El resto de los hechos del rey Josías, sus obras de piedad, acordes con lo que prescribe la Ley del Señor, (II Crónicas 35, 26)
Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió a atacarlo y lo sujetó con doble cadena de bronce, para conducirlo a Babilonia. (II Crónicas 36, 6)
Así fueron interrumpidas las obras de la Casa de Dios en Jerusalén, y quedaron suspendidas hasta el segundo año del reinado de Darío, rey de Persia. (Esdras 4, 24)
veinte copas de oro de mil dáricos y dos vasos de bronce bruñido tan preciosos como el oro. (Esdras 8, 27)
Por todo esto, ¡acuérdate de mí, Dios mío, y no olvides las obras de piedad que realicé por la Casa de mi Dios y por su culto! (Nehemías 13, 14)
Ella me respondió: "¡Pero si es un regalo que me han hecho, además del pago!". Yo no le creí e insistía en que lo devolviera a sus dueños, llegando a enojarme con ella por este asunto. Entonces ella me replicó: "¿Para qué te sirvieron tus limosnas y tus obras de justicia? ¡Ahora se ve bien claro!". (Tobías 2, 14)
"Tú eres justo, Señor, y todas tus obras son justas. Todos tus caminos son fidelidad y verdad, y eres tú el que juzgas al mundo. (Tobías 3, 2)
Entonces, extendiendo los brazos hacia la ventana, Sara oró de este modo: "¡Bendito seas, Dios misericordioso, y bendito sea tu Nombre para siempre! ¡Que todas tus obras te bendigan eternamente! (Tobías 3, 11)