Löydetty 765 Tulokset: Reino de los Cielos

  • El Señor me librará de toda obra mala y me salvará guardándome para su Reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén. (II Timoteo 4, 18)

  • Y también: Tú al comienzo, ¡oh Señor!, pusiste los cimientos de la tierra, y obras de tu mano son los cielos. (Hebreos 1, 10)

  • Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos - Jesús, el Hijo de Dios - mantengamos firmes la fe que profesamos. (Hebreos 4, 14)

  • Así es el Sumo Sacerdote que nos convenía: santo, inocente, incontaminado, apartado de los pecadores, encumbrado por encima de los cielos, (Hebreos 7, 26)

  • Este es el punto capital de cuanto venimos diciendo, que tenemos un Sumo Sacerdote tal, que se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, (Hebreos 8, 1)

  • y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación, (Hebreos 12, 23)

  • Por eso, nosotros que recibimos un reino inconmovible, hemos de mantener la gracia y, mediante ella, ofrecer a Dios un culto que le sea grato, con religiosa piedad y reverencia, (Hebreos 12, 28)

  • Escuchad, hermanos míos queridos: ¿Acaso no ha escogido Dios a los pobres según el mundo como ricos en la fe y herederos del Reino que prometió a los que le aman? (Santiago 2, 5)

  • a una herencia incorruptible, inmaculada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, (I Pedro 1, 4)

  • Pues así se os dará amplia entrada en el Reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. (II Pedro 1, 11)

  • Porque ignoran intencionadamente que hace tiempo existieron unos cielos y también una tierra surgida del agua y establecida entre las aguas por la Palabra de Dios, (II Pedro 3, 5)

  • y que los cielos y la tierra presentes, por esa misma Palabra, están reservados para el fuego y guardados hasta el día del Juicio y de la destrucción de los impíos. (II Pedro 3, 7)


“O Coração de Jesus não deixará cair no vazio a nossa oração se ela for plena de fé e de confiança.” São Padre Pio de Pietrelcina