Löydetty 39 Tulokset: envía

  • tres años de hambre, o tres meses de derrotas ante tus enemigos, con la espada de tus enemigos a la espalda, o bien tres días durante los cuales la espada de Yahveh y la peste anden por la tierra y el ángel de Yahveh haga estragos en todo el territorio de Israel. Ahora, pues, mira qué debo responder al que me envía.» (I Crónicas 21, 12)

  • escucha tú desde los cielos y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, pues les enseñarás el camino bueno por el que deben andar, y envía lluvia sobre tu tierra, la que diste a tu pueblo por herencia. (II Crónicas 6, 27)

  • El derrama la lluvia sobre la haz de la tierra, y envía las aguas a los campos. (Job 5, 10)

  • Ya como castigo para los pueblos de la tierra, ya como gracia, él los envía. (Job 37, 13)

  • Envía tu luz y tu verdad, ellas me guíen, y me conduzcan a tu monte santo, donde tus Moradas. (Salmos 43, 3)

  • El envía a la tierra su mensaje, a toda prisa corre su palabra; (Salmos 147, 15)

  • Envía su palabra y hace derretirse, sopla su viento y corren las aguas. (Salmos 147, 18)

  • Envía, pues, ahora una persona de tu confianza, que vaya y vea los estragos que en nosotros y en la provincia del rey han causado, y los castigue a ellos y a todos los que les apoyan.» (I Macabeos 7, 7)

  • ahora también, Señor de los cielos, envía un ángel bueno delante de nosotros para infundir el temor y el espanto. (II Macabeos 15, 23)

  • Vinagre para los dientes y humo para los ojos: así es el perezoso para quien lo envía. (Proverbios 10, 26)

  • Como frescor de nieve el día de la siega el mensajero leal, para el que lo envía: conforta el ánimo de su señor. (Proverbios 25, 13)

  • Se corta los pies, se empapa de amargura, el que envía un recado en mano de necio. (Proverbios 26, 6)


“Amar significa dar aos outros – especialmente a quem precisa e a quem sofre – o que de melhor temos em nós mesmos e de nós mesmos; e de dá-lo sorridentes e felizes, renunciando ao nosso egoísmo, à nossa alegria, ao nosso prazer e ao nosso orgulho”. São Padre Pio de Pietrelcina