Löydetty 91 Tulokset: novillo

  • Pero en cuanto a la piel, la carne y los excrementos del novillo, los quemó fuera del campamento, como Yahveh había mandado a Moisés. (Levítico 8, 17)

  • Sólo en estas condiciones podrá entrar Aarón en el santuario: con un novillo para el sacrificio por el pecado y un carnero para el holocausto. (Levítico 16, 3)

  • Después de ofrecer su novillo por el pecado como expiación por sí mismo y por su casa, (Levítico 16, 6)

  • Entonces ofrecerá Aarón su novillo por el pecado para hacer expiación por sí mismo y por su casa, y lo inmolará. (Levítico 16, 11)

  • Tomando luego la sangre del novillo, rociará con su dedo el lado oriental del propiciatorio, y con su dedo hará siete aspersiones de sangre delante del propiciatorio. (Levítico 16, 14)

  • Después inmolará el macho cabrío como sacrificio por el pecado del pueblo y llevará su sangre detrás del velo, haciendo con su sangre lo que hizo con la sangre del novillo: rociará el propiciatorio y su parte anterior. (Levítico 16, 15)

  • saldrá hacia el altar que se halla ante Yahveh, y hará por él expiación tomando sangre del novillo y del macho cabrío y untando los cuernos en torno del altar. (Levítico 16, 18)

  • Del novillo del sacrificio por el pecado y del macho cabrío inmolado por el pecado, cuya sangre fue introducida en el santuario para hacer expiación, serán sacados fuera del campamento y quemados con fuego sus pieles, su carne y sus excrementos. (Levítico 16, 27)

  • Juntamente con el pan ofreceréis a Yahveh siete corderos de un año, sin defecto, un novillo y dos carneros: serán el holocausto para Yahveh además de su ofrenda y sus libaciones, como manjar abrasado de calmante aroma para Yahveh. (Levítico 23, 18)

  • un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto; (Números 7, 15)

  • un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto; (Números 7, 21)

  • un novillo, un carnero, un cordero de un año, para el holocausto; (Números 7, 27)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina