Löydetty 378 Tulokset: persecución de Saúl

  • Antíoco se lanzó en su persecución y Trifón se refugió en Dora a orillas del mar, (I Macabeos 15, 11)

  • pues era víspera del sábado, y por esta causa no continuaron en su persecución. (II Macabeos 8, 26)

  • Al acabar el sábado, dieron una parte del botín a los que habían sufrido la persecución, así como a las viudas y huérfanos; ellos y sus hijos se repartieron el resto. (II Macabeos 8, 28)

  • En su combate con las tropas de Timoteo y Báquides, mataron a éstos más de 20.000 hombres, se adueñaron por completo de altas fortalezas y dividieron el inmenso botín en partes iguales, una para ellos y otra para los que habían sufrido la persecución, los huérfanos y las viudas, así como para los ancianos. (II Macabeos 8, 30)

  • Judas seguía tenazmente en su persecución, acuchillando a aquellos criminales; llegó a matar hasta 30.000 hombres. (II Macabeos 12, 23)

  • Han pasado el Vado: «Haremos noche en Gueba.» Temblaba Ramá, Guibeá de Saúl huía. (Isaías 10, 29)

  • pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumba enseguida. (Mateo 13, 21)

  • pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben en seguida. (Marcos 4, 17)

  • Saulo aprobaba su muerte. Aquel día se desató una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, a excepción de los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. (Hechos 8, 1)

  • cayó en tierra y oyó una voz que le decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?» (Hechos 9, 4)

  • Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: «Saúl, hermano, me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.» (Hechos 9, 17)

  • Luego pidieron un rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, de la tribu de Benjamín, durante cuarenta años. (Hechos 13, 21)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina