Löydetty 335 Tulokset: reyes
Lo dieron a los carpinteros y obreros de la construcción para comprar piedras de cantería y madera y vigas de trabazón para el maderamen de los edificios destruidos por los reyes de Judá. (II Crónicas 34, 11)
y sus obras primeras y postreras, están escritas en el libro de los reyes de Israel y de Judá. (II Crónicas 35, 27)
El resto de los hechos de Yoyaquim, las abominaciones que cometió y todo lo que le sucedió, está escrito en el libro de los reyes de Israel y de Judá. En su lugar reinó su hijo Joaquín. (II Crónicas 36, 8)
Sepa, pues, el rey, que si esta ciudad se reconstruye y se levantan sus murallas, no se pagarán más impuestos, contribución ni peaje, y al fin esta ciudad perjudicará a los reyes. (Esdras 4, 13)
para que se investigue en las Memorias de tus padres: en estas Memorias encontrarás y te enterarás de que esta ciudad es una ciudad rebelde, molesta para los reyes y las provincias, y que en ella se han fomentado insurrecciones desde antiguo. Por este motivo fue destruida esta ciudad. (Esdras 4, 15)
Di orden de que se investigase, y se ha encontrado que esta ciudad se ha venido rebelando contra los reyes desde antiguo, y que por ella se han fomentado revueltas e insurrecciones. (Esdras 4, 19)
Que hubo en Jerusalén reyes poderosos, cuyo dominio se extendía sobre toda Transeufratina: se les pagaba impuestos, contribuciones y peaje. (Esdras 4, 20)
Guardaos de actuar con negligencia en este asunto, no sea que el mal aumente en perjuicio de los reyes.» (Esdras 4, 22)
«Artajerjes, rey de reyes, al sacerdote Esdras, secretario de la Ley del Dios del cielo, paz perfecta, etc. (Esdras 7, 12)
Desde los días de nuestros padres hasta el día de hoy nos hemos hecho muy culpables: por nuestros crímenes fuimos entregados, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes, en manos de los reyes de los países, a la espada, al cautiverio, al saqueo y al oprobio, como todavía hoy sucede. (Esdras 9, 7)
Porque esclavos fuimos nosotros, pero en nuestra esclavitud nuestro Dios no nos ha abandonado; nos ha granjeado el favor de los reyes de Persia, dándonos ánimos para levantar de nuevo la Casa de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y procurándonos un valladar seguro en Judá y Jerusalén. (Esdras 9, 9)
Llegaron los hijos y tomaron el país, y tú ante ellos aplastaste a los habitantes del país, los cananeos, los pusiste en sus manos, con sus reyes y las gentes del país, para que los trataran a merced de su capricho. (Nehemías 9, 24)