Löydetty 86 Tulokset: Acercó

  • Aarón se acercó al altar e inmoló el becerro en sacrificio por su propio pecado. (Levítico 9, 8)

  • Moisés se levantó, se acercó a Datán y Abirán, seguido por los ancianos de Israel, (Números 16, 25)

  • Estando un día Josué cerca de Jericó, levantó los ojos y vio a un hombre delante de él con la espada desenvainada en su mano. Josué se le acercó y le dijo: "¿Eres de los nuestros o de los enemigos?". (Josué 5, 13)

  • Pero Yael, mujer de Jéber, tomó un clavo de la tienda y un martillo, y se acercó silenciosamente a él y le clavó en la sien el clavo, que llegó hasta la tierra. Sísara estaba profundamente dormido, agotado de cansancio, y murió. (Jueces 4, 21)

  • Abimelec llegó a la torre y la sitió; se acercó a la puerta para prenderle fuego, (Jueces 9, 52)

  • Booz subió a la puerta de la ciudad y se sentó. Cuando pasó el citado pariente le dijo: "Oye, ven acá y siéntate". Se acercó y se sentó. (Rut 4, 1)

  • Saúl se acercó a Samuel en medio de la entrada y le dijo: "Indícanos, por favor, dónde está la casa del vidente". (I Samuel 9, 18)

  • Samuel dijo: "Traedme aquí a Agag, rey de Amalec". Agag se acercó temblando y diciendo: "¡Qué amarga es la muerte!". (I Samuel 15, 32)

  • El filisteo se acercó más y más a David, precedido de su escudero. (I Samuel 17, 41)

  • Etonces el rey dijo a Doeg: "Acércate tú y mata a los sacerdotes". Y Doeg, el idumeo, se acercó y mató él mismo a los sacerdotes. Mató aquel día a ochenta y cinco hombres de los que llevan el efod. (I Samuel 22, 18)

  • La mujer se acercó a Saúl y, viéndole tan aterrado, le dijo: "Tu sierva te obedeció; he expuesto mi vida obedeciendo las órdenes que me has dado. (I Samuel 28, 21)

  • David llegó adonde estaban los doscientos hombres que, por encontrarse muy cansados, no habían podido seguirle y se habían quedado en el arroyo Besor. Ellos salieron al encuentro de David y de la tropa que le acompañaba. David se acercó a ellos y les saludó. (I Samuel 30, 21)


“Nossa Senhora está sempre pronta a nos socorrer, mas por acaso o mundo a escuta e se emenda?” São Padre Pio de Pietrelcina