Löydetty 41 Tulokset: Dejé

  • "¡Desgraciada de mí, hijo mío, luz de mis ojos! ¡Por qué te dejé marchar!". (Tobías 10, 5)

  • Cuando transcurrieron los catorce días de boda que Ragüel había prometido celebrar en honor de su hija, Tobías dijo a Ragüel: "Déjame ya marchar. Sé que mis padres están pensando que no me verán más. Te ruego que me permitas marchar a casa de mi padre. Ya te he dicho cómo lo dejé". (Tobías 10, 8)

  • y le dijo: "Si al rey le parece bien, si quiere agradarme, si mi petición le parece oportuna, si he merecido yo su afecto, deje sin efecto las cartas que Amán, el hijo de Hamdatá, el de Agag, escribió para exterminar a los judíos de todas las provincias del reino. (Ester 8, 5)

  • ¿Fui insensible al menester del pobre? ¿Dejé desfallecer los ojos de la viuda? (Job 31, 16)

  • Aparta tu mirada, que tenga yo un respiro antes de que me vaya y deje de existir. (Salmos 39, 14)

  • escuche vuestras súplicas, se reconcilie con vosotros y no os deje en los momentos de infortunio. (II Macabeos 1, 5)

  • y deseando por nuestra parte que esta nación viva en paz, hemos decretado que les sea restituido el templo y se les deje vivir según las leyes y costumbres de sus mayores. (II Macabeos 11, 25)

  • Yo, irritado contra mi pueblo, dejé profanar mi heredad, la abandoné en tus manos; pero tú no tuviste compasión; sobre el anciano cargaste tu pesado yugo. (Isaías 47, 6)

  • Deje el malvado su camino, y el malhechor sus pensamientos; conviértase al Señor, que tendrá piedad de él; a nuestro Dios, que es generoso en el perdón. (Isaías 55, 7)

  • Pues he escuchado la calumnia de la gente: "¡Terror por todas partes! ¡Anunciadlo, anunciémoslo!". Todos los que eran mis amigos me espiaban a ver si daba un paso en falso: "¡Quizás se deje seducir; nosotros lo venceremos y nos vengaremos de él!". (Jeremías 20, 10)

  • No obstante, mis ojos se compadecieron de ellos y dejé de pensar en exterminarlos y aniquilarlos en el desierto. (Ezequiel 20, 17)

  • presentando vuestras ofrendas, haciendo pasar por el fuego a vuestros hijos; os contamináis con todos vuestros ídolos hasta el día de hoy, ¿y queréis que me deje consultar por vosotros, oh casa de Israel? Vivo yo, dice el Señor Dios, que no me he de dejar consultar por vosotros. (Ezequiel 20, 31)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina