Löydetty 5397 Tulokset: Ido

  • Raquel le dijo: "No se enfade mi señor si no puedo levantarme ante él, pues tengo lo que es habitual en las mujeres". Así él buscó y rebuscó, pero no pudo encontrar sus ídolos. (Génesis 31, 35)

  • Entonces Jacob se acaloró contra Labán y le habló en estos términos: "¿Qué delito o qué culpa he cometido para que me persigas de este modo? (Génesis 31, 36)

  • He estado veinte años contigo y nunca tus ovejas ni tus cabras han abortado. Jamás he comido un carnero de tus rebaños. (Génesis 31, 38)

  • Nunca te he traído los animales desgarrados por las fieras; yo pagaba el daño de mi bolsillo; lo robado, tanto de noche como de día, tú me lo reclamabas. (Génesis 31, 39)

  • Así he estado veinte años en tu casa; catorce te he servido por tus hijas y seis por tu ganado, y tú me has mudado el salario diez veces. (Génesis 31, 41)

  • Y les dio esta orden: "Así hablaréis a mi señor, Esaú. Éste es el mensaje de tu esclavo Jacob: He vivido en casa de Labán y he estado con él hasta ahora. (Génesis 32, 5)

  • Tengo vacas, asnos y ovejas, esclavos y esclavas, y he querido decírselo a mi señor para hallar gracia a sus ojos". (Génesis 32, 6)

  • Los mensajeros volvieron a Jacob diciendo: "Hemos ido a tu hermano, y él mismo viene a tu encuentro con cuatrocientos hombres". (Génesis 32, 7)

  • Y el hombre añadió: "Tu nombre no será ya Jacob, sino Israel, porque te has peleado con Dios y con los hombres y has vencido". (Génesis 32, 29)

  • Jacob continuó: "No, por favor, si he hallado gracia a tus ojos, acepta de mi mano ese regalo, porque me he presentado a ti como uno se presenta ante Dios y tú me has recibido bien. (Génesis 33, 10)

  • Acepta, pues, el regalo que te traigo, porque Dios me ha favorecido y tengo abundancia de todo". Y tanto porfió que Esaú aceptó. (Génesis 33, 11)

  • mientras Jacob se dirigió en sentido opuesto hacia Sucot, y construyó una casa para sí y cabañas para el ganado. Por eso aquel lugar fue llamado Sucot. (Génesis 33, 17)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina