Löydetty 203 Tulokset: Jonatán

  • El rey lo sentó a su lado y dijo a sus dignatarios: "Id con él al centro de la ciudad y pregonad que nadie, bajo ningún pretexto, acuse a Jonatán; y que nadie, por ninguna causa, lo moleste". (I Macabeos 10, 63)

  • Jonatán volvió a Jerusalén en paz y contento. (I Macabeos 10, 66)

  • Demetrio nombró a su general Apolonio gobernador de Celesiria, quien reunió un gran ejército y fue a acampar junto a Yamnia, desde donde mandó al sumo sacerdote Jonatán el siguiente mensaje: (I Macabeos 10, 69)

  • Cuando Jonatán oyó las palabras de Apolonio, se indignó. Eligió diez mil hombres y salió para Jerusalén; su hermano Simón se unió a él con una tropa de socorro. (I Macabeos 10, 74)

  • Atemorizados los de la ciudad, le abrieron las puertas, y Jonatán se apoderó de Jafa. (I Macabeos 10, 76)

  • y se dirigió a Asdod, simulando una marcha, pero se replegó repentinamente hacia la llanura, porque tenía mucha caballería, en la que confiaba. Jonatán lo persiguió hasta Asdod, y trabaron batalla. (I Macabeos 10, 78)

  • Jonatán fue informado de la emboscada. Los soldados de caballería cercaron a sus hombres y estuvieron lanzando flechas desde la mañana hasta la tarde; (I Macabeos 10, 80)

  • pero la tropa resistió, como había ordenado Jonatán, hasta que los caballos se cansaron. (I Macabeos 10, 81)

  • Pero Jonatán incendió Asdod y los poblados cercanos, y los saqueó; incendió asimismo el templo de Dagón con todos los que se habían refugiado en él. (I Macabeos 10, 84)

  • Jonatán partió para Ascalón, donde los habitantes salieron a recibirlo y le rindieron grandes honores. (I Macabeos 10, 86)

  • Cuando el rey Alejandro conoció estos sucesos, concedió nuevos honores a Jonatán. (I Macabeos 10, 88)

  • Cuando se acercó a Asdod le mostraron el templo de Dagón incendiado, Asdod y sus alrededores destruidos, los cadáveres abandonados y los restos calcinados de todos los que Jonatán había quemado en la guerra, pues habían hecho montones a lo largo del recorrido del rey. (I Macabeos 11, 4)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina