Löydetty 1186 Tulokset: Trono de David

  • El rey estaba sentado en su sitio, según su costumbre, junto a la pared; Jonatán se puso enfrente; Abner se sentó al lado de Saúl, y el sitio de David estaba vacío. (I Samuel 20, 25)

  • Al día siguiente de la nueva luna, otra vez quedó vacío el sitio de David. Y Saúl preguntó a su hijo Jonatán: "¿Por qué no ha venido a comer el hijo de Jesé ni ayer ni hoy?". (I Samuel 20, 27)

  • Jonatán respondió: "David me pidió con insistencia permiso para ir a Belén. (I Samuel 20, 28)

  • Entonces Saúl blandió su lanza contra él para herirle; y Jonatán, viendo que la muerte de David era cosa decidida por parte de su padre, (I Samuel 20, 33)

  • se levantó de la mesa encendido en cólera y no tomó alimento alguno el segundo día de la nueva luna, porque estaba apenado por David, ya que su padre lo había ultrajado. (I Samuel 20, 34)

  • Al día siguiente por la mañana, Jonatán salió al campo, según el convenio que había hecho con David. Le acompañaba un muchacho joven. (I Samuel 20, 35)

  • El muchacho no comprendió nada, porque solamente conocían aquel asunto Jonatán y David. (I Samuel 20, 39)

  • El muchacho se marchó, y entonces David salió de junto al montón de piedras y se postró en tierra por tres veces. Después ambos se abrazaron y lloraron juntos largo tiempo. (I Samuel 20, 41)

  • Jonatán dijo a David: "Vete en paz. En cuanto al juramento que hemos hecho en nombre del Señor, que el Señor esté siempre entre tú y yo, entre mi descendencia y la tuya". (I Samuel 20, 42)

  • David se levantó y partió. Jonatán volvió a la ciudad. (I Samuel 21, 1)

  • David llegó a Nob, donde el sacerdote Ajimélec. Ajimélec salió a su encuentro asustado y le dijo: "¿Por qué estás solo y no hay nadie contigo?". (I Samuel 21, 2)

  • David le respondió: "El rey me ha dado esta orden: Que nadie conozca la misión que te confío y la orden que te he dado. Por eso he dado cita a mis hombres en tal lugar. (I Samuel 21, 3)


“Meu Deus, perdoa-me. Nunca Te ofereci nada na minha vida e, agora, por este pouco que estou sofrendo, em comparação a tudo o que Tu sofreste na Cruz, eu reclamo injustamente!” São Padre Pio de Pietrelcina