Löydetty 536 Tulokset: entrada en el reino

  • Uno de ellos prosiguió: "Dentro de un año volveré. Para entonces, tu mujer, Sara, habrá tenido un hijo". Sara escuchaba a la entrada de la tienda, detrás del que hablaba. (Génesis 18, 10)

  • Después mandó llamar a Abrahán y le dijo: "¿Qué nos has hecho? ¿En qué te he ofendido para que nos hayas expuesto, a mí y a mi reino, a cometer un pecado tan grave? Tú has hecho conmigo lo que no se debe hacer". (Génesis 20, 9)

  • Bela, hijo de Beor, reinó en Edón; el nombre de su capital era Dinhabá. (Génesis 36, 32)

  • Entonces ella se quitó sus vestidos de viuda, se cubrió con un velo y, disfrazada, se sentó a la entrada de Enáyim, junto al camino de Timná, pues veía que Selá había crecido y no se había casado con ella. (Génesis 38, 14)

  • Se acercaron al mayordomo de José y le hablaron así a la entrada de la casa. (Génesis 43, 19)

  • vosotros seréis un reino de sacerdotes, un pueblo santo. Esto es lo que tienes que decir a los israelitas". (Exodo 19, 6)

  • Harás para la entrada de la tienda un velo de lino fino, trenzado con púrpura violeta, escarlata y carmesí; todo ello artísticamente recamado. (Exodo 26, 36)

  • A la entrada del atrio habrá una cortina de diez metros de púrpura violeta, escarlata y carmesí, de lino fino torzal artísticamente recamado, y cuatro columnas con sus respectivas basas. (Exodo 27, 16)

  • Inmolas el becerro ante el Señor, a la entrada de la tienda de la reunión. (Exodo 29, 11)

  • Aarón y sus hijos comerán la carne del carnero y los panes del canastillo a la entrada de la tienda de la reunión. (Exodo 29, 32)

  • holocausto perpetuo por todas vuestras generaciones, a la entrada de la tienda de la reunión, ante el Señor, allí donde yo me encontraré con vosotros para hablarte. (Exodo 29, 42)

  • Cada vez que Moisés se dirigía a la tienda, todo el pueblo se levantaba y se quedaba de pie a la entrada de su tienda, siguiendo con la vista a Moisés hasta que éste entraba en la tienda. (Exodo 33, 8)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina