Löydetty 69 Tulokset: pascua

  • Si los extranjeros residentes quieren celebrar la pascua en honor del Señor, se ajustarán en todo a la ley y rito pascual. No habrá entre vosotros más que una ley, la misma para extranjeros y nativos". (Números 9, 14)

  • "El día catorce del primer mes es la pascua del Señor, (Números 28, 16)

  • Partieron de Rameses el día quince del primer mes. Al día siguiente de la pascua, los israelitas salieron con gran poder, a la vista de todo Egipto. (Números 33, 3)

  • Cuida de observar el mes de abib y de celebrar en él la pascua del Señor, tu Dios, pues fue en el mes de abib, de noche, cuando el Señor, tu Dios, te sacó de Egipto. (Deuteronomio 16, 1)

  • No podrás inmolar la pascua en cualquiera de las ciudades que te haya dado el Señor, tu Dios, (Deuteronomio 16, 5)

  • sino solamente en el lugar elegido por él para hacer habitar en él su nombre inmolarás la pascua; y lo harás al atardecer, al ponerse el sol, a la hora de tu salida de Egipto. (Deuteronomio 16, 6)

  • Los israelitas acamparon en Guilgal, y celebraron la pascua el día catorce del mes por la tarde, en la llanura de Jericó. (Josué 5, 10)

  • El rey ordenó a todo el pueblo: "Celebrad la pascua del Señor, vuestro Dios, conforme está escrito en el libro de la alianza". (II Reyes 23, 21)

  • En verdad, nunca se había celebrado una pascua como ésta desde el tiempo de los jueces que habían gobenado a Israel, ni en todo el tiempo de los reyes de Israel y de Judá. (II Reyes 23, 22)

  • Sólo en el año dieciocho del rey Josías se celebró en Jerusalén una pascua semejante en honor del Señor. (II Reyes 23, 23)

  • Ezequías mandó mensajeros por todo Israel y Judá, y escribió cartas a Efraín y Manasés para que vinieran al templo del Señor, a Jerusalén, a celebrar la pascua en honor del Señor, Dios de Israel. (II Crónicas 30, 1)

  • Después de previa deliberación, el rey, sus jefes y toda la asamblea de Jerusalén decidieron celebrar la pascua en el segundo mes, (II Crónicas 30, 2)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina