3. En efecto, cuando todavía celebraban sus ritos fúnebres y se lamentaban junto a las tumbas de sus muertos, concibieron otro proyecto descabellado: a los que ellos mismos habían rogado que se fueran los comenzaron a perseguir como fugitivos.





“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina