25. Esperaron hasta no saber qué pensar, pues él no abría las puertas de la sala de verano. Entonces tomaron una llave y abrieron. Su señor yacía en tierra, muerto.





“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina