3. Es como un rocío del Hermón, que baja sobre las montañas de Sión. Allí el Señor otorgó su bendición, la vida para siempre.





“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina