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  • Pablo se dirigió a Derbe, y después a Listra. Había allí un discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía que había abrazado la fe, y de padre griego; (Hecho de los Apóstoles 16, 1)

  • Algunos hombres, sin embargo, se unieron a él y abrazaron la fe, entre ellos Dionisio, miembro del Areópago, una mujer llamada Damaris y algunos otros. (Hecho de los Apóstoles 17, 34)

  • Los hombres, asimismo, dejan la relación natural con la mujer y se apasionan los unos por los otros; practican torpezas varones con varones, y así reciben en su propia persona el castigo merecido por su aberración. (Carta a los Romanos 1, 27)

  • La mujer casada, por ejemplo, está ligada por ley a su marido mientras éste vive. En cuanto muere el marido, ya no tiene obligaciones hacia él. (Carta a los Romanos 7, 2)

  • Ustedes me han escrito sobre varios puntos: es algo excelente que un hombre no toque mujer alguna. (1º Carta a los Corintios 7, 1)

  • Pero no ignoren las exigencias del sexo; por eso, que cada hombre tenga su esposa y cada mujer su marido. (1º Carta a los Corintios 7, 2)

  • En cuanto a los casados, les doy esta orden, que no es mía sino del Señor: que la mujer no se separe de su marido. (1º Carta a los Corintios 7, 10)

  • Y si se ha separado de él, que no se vuelva a casar o que haga las paces con su marido. Y que tampoco el marido despida a su mujer. (1º Carta a los Corintios 7, 11)

  • Del mismo modo, si una mujer tiene un esposo que no es creyente, pero acepta vivir con ella, que no se divorcie. (1º Carta a los Corintios 7, 13)

  • ¿Estás segura tú, mujer, de que vas a salvar a tu esposo? ¿Y tú, marido, estás seguro de que podrás salvar a tu esposa? (1º Carta a los Corintios 7, 16)

  • ¿Tienes obligaciones con una mujer? No intentes liberarte. ¿No tienes obligaciones con una mujer? No busques esposa. (1º Carta a los Corintios 7, 27)

  • De igual manera la mujer soltera y la joven sin casar se preocupan del servicio del Señor y de ser santas en su cuerpo y en su espíritu. Mientras que la casada se preocupa de las cosas del mundo y de agradar a su esposo. (1º Carta a los Corintios 7, 34)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina