Trouvé 346 Résultats pour: fuerza interior

  • Etiopía y Egipto la defendían; su fuerza no tenía límite; Put y los libios venían en su ayuda. (Nahún 3, 9)

  • Por eso la Ley está sin fuerza y no se hace justicia. Como los malvados mandan a los buenos, no se ve más que derecho torcido. (Habacuc 1, 4)

  • ¡Y así pasa y se va como el viento...! ¡Su fuerza es su dios! (Habacuc 1, 11)

  • Yavé, que es mi Señor, es mi fuerza el da a mis pies la agilidad de un ciervo y me hace caminar por las alturas. (Habacuc 3, 19)

  • Ese será el fin de la ciudad alegre, que se sentía segura y que decía en su interior: «Yo y nadie más que yo.» ¿Y por qué, ahora no es más que un montón de ruinas donde se guarecen los animales? Todos los que pasan por allí silban, haciendo señas con la mano. (Sofonías 2, 15)

  • Sin embargo, en su interior está Yavé, el Justo, el que cada mañana dicta sus sentencias. El es fiel como la salida del sol, y nunca comete injusticia. Pero el injusto ni siquiera se siente avergonzado. (Sofonías 3, 5)

  • El que estaba de pie le dijo: «Corre a decir a este joven que Jerusalén será una ciudad abierta, pues será inmenso el número de habitantes y de animales que habrá en su interior. (Zacarías 2, 8)

  • Esta es una palabra de Yavé para Zorobabel: «Ni con el valor ni con la fuerza, sino sólo con mi espíritu. (Zacarías 4, 7)

  • Esta es sentencia de Yavé que estiró los cielos, que puso los cimientos de la tierra y que formó el espíritu del hombre en su interior; y se refiere al futuro de Israel. (Zacarías 12, 1)

  • Entonces los jefes de Judá dirán en su interior: «La fuerza de Jerusalén le viene de Yavé, su Dios.» (Zacarías 12, 5)

  • Ustedes también aparentan como que fueran personas muy correctas, pero en su interior están llenos de falsedad y de maldad. (Evangelio según San Mateo 23, 28)

  • Pilato insistió: «¿Qué ha hecho de malo?» Pero ellos gritaban cada vez con más fuerza: «¡Que sea crucificado!» (Evangelio según San Mateo 27, 23)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina