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  • Y él respondió: «No, yo soy el jefe del ejército de Yavé, y acabo de llegar.» Josué se postró en tierra, lo adoró y dijo: «¿Qué ordena mi Señor a su servidor?» (Josué 5, 14)

  • Todo el oro, plata, cobre y hierro están consagrados a Yavé y entrarán en el tesoro de Yavé.» (Josué 6, 19)

  • Después quemaron la ciudad y todo lo que había en ella, dejando la plata, el oro y los objetos de bronce y de hierro, que depositaron entre las cosas preciosas del Santuario de Yavé. (Josué 6, 24)

  • Esto es lo que hice: Encontré entre los despojos una rica capa, de Senaar, doscientos siclos de plata y una barra de oro de cincuenta siclos. Me dejé tentar y lo tomé. Ahora lo tengo escondido en un hoyo en medio de mi tienda y la plata está debajo.» (Josué 7, 21)

  • Entonces Josué tomó a Acán, junto con la plata, la capa y el oro, con sus hijos y también sus hijas, sus bueyes, burros y ovejas, su tienda y todo cuanto tenía. Todo Israel lo acompañaba y los llevaron al valle de Acor. (Josué 7, 24)

  • Yavé los derrotó. Los israelitas reportaron una gran victoria en Gabaón y los persiguieron por la subida de Betorón hasta llegar a Azecá y Maquedá. (Josué 10, 10)

  • bajaba al occidente hacia los límites de los jefleteos, hasta Bet-Horón de Abajo, y Gazer, terminando en el mar Grande. (Josué 16, 3)

  • La frontera de los hijos de Efraím, según sus familias, la frontera de su herencia se extendía hacia el oriente, desde Atarot-Addar hasta Bet-Horón de Arriba; (Josué 16, 5)

  • Luego pasaba al sur de Luz, conocido como Betel, y bajaba a Atarot-Adar, cerca del cerro situado al sur de Bet-Horón de Abajo. (Josué 18, 13)

  • Desde aquí la frontera tuerce y vuelve en dirección del suroeste, desde el cerro frente a Bet-Horón hasta Cariat-Baal, llamada también Cariatiarim, ciudad de los hijos de Judá. Este era el lado occidental. (Josué 18, 14)

  • Cibsaím y Bet-Horón con sus alrededores: cuatro ciudades. (Josué 21, 22)

  • les dijo: «Regresen a sus casas con grandes riquezas, cargados de plata, oro, cobre, hierro y de toda clase de vestidos, y repartan con sus hermanos el botín de los enemigos.» (Josué 22, 8)


“Pense na felicidade que está reservada para nós no Paraíso”. São Padre Pio de Pietrelcina